sábado, 24 de septiembre de 2011

Multiculturalidad


Canadá es un país multicultural, de eso no hay duda. Igual que los EE.UU. y Australia, Canadá cimenta su cultura y sociedad en los inmigrantes que han traído costumbres, idiomas, sabores y variedad genética a la población aborigen y a los que colinizaron este país hace ya varios siglos.

Son pocos los canadienses que conozco que no cuentan con un padre o abuelo nacido en Europa, el Oriente Medio, África o el Lejano Oriente. Desde hace alrededor de un cuarto de siglo también han llegado muchísimos latinoamericanos a asentarse en estas tierras.

Uno de los mayores "productores" de inmigrantes es China. ¿En qué lugar del mundo no hay un restaurante chino o algún negocio que cuente entre sus empleados con alguien nacido en el país más poblado del mundo? Han sido muy famosas y masivas las llegadas de chinos a San Franciso, Brasil, La Habana y Perú, por mencionar sólo unos ejemplos. La economía china ha crecido sin parar desde hace cincuenta años y es, hoy día, la mayor economía del mundo. Grandes empresas y compañías han mudado sus oficinas a ciudades chinas ante las oportunidades que ha ofrecido dicho país para impulsar la manufactura de numerosos bienes.

El idioma mandarín es la lengua materna más hablada del mundo, seguida por el español, el hindi y el inglés. Éste último ha ocupado un lugar importante en el mundo político y de negocios, por lo que se ha hecho casi obligatorio su aprendizaje, además de ser un idioma bastante simple y sin los recovecos gramaticales del español, francés o alemán (si consideramos los que utilizan el alfabeto latino), ya no digamos la comparación con los complicados ruso, mandarín, japonés o algún otro idioma que utilice un alfabeto distinto.

Hay quienes dicen que el mandarín es el idoma del futuro (¿cercano o mediano?) y hay quienes lo consideran el idioma del presente. Sea cual sea el caso hay muchas oportunidades laborales para quienes sean plurilingües.

Tomando en cuenta que para un niño es mucho más fácil el aprendizaje de un idioma, hemos decidido matricular a nuestra hija en clases de mandarín. El entorno es de juego, se aprende viendo, cantando y haciendo. Después de una clase de dos horas el día de hoy, nuestra hija ya repetía nombres de animales, colores, formas de saludo y despedida.

Hablando 100% español en casa, inglés y francés en la escuela primaria, y aprendiendo mandarín los sábados en la escuela china, consideramos que las oportunidades serán mayores para cuando nuestra hija decida o necesite una beca de estudios, un intercambio cultural o académico, o simplemente para cuando entre al mercado laboral que cada vez es más competitivo.

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