viernes, 19 de septiembre de 2008

Pinceladas

Cannabis plant (Andrew Brookes)



Al llegar un día al Aeropuerto de la Ciudad de México abordé un taxi y le pedí me llevara a la Colonia Álamos.

A medio camino, y después de la obligada conversación de que de dónde eres, qué haces por acá, etcétera, el taxista, un hombre de unos 30 años, me dice: no te importa si enciendo mi puro? Yo le contesté que no, pensando en un cigarrillo común. Lo curioso es que enciende una colilla pegada a una moneda, para aprovechar al máximo el contenido, y lo empieza a fumar tranquilamente. Cuando sentí el olor y supe que era mariguana, simplemente me reí y lo dejé, sabiendo que el cuate, por lo menos, iba tranquilo.

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