martes, 11 de noviembre de 2008

Desprendimientos


Ayer vendí mi auto.

Parte del proceso de migración incluye la venta de bienes y de propiedades para capitalizarse y tener así un buen respaldo económico al momento de realizar los gastos del viaje (boletos aéreos, que en mi caso serán 4, compra de valijas para el equipaje, primeros tiempos en Adelaide, etcétera).

El asunto es que muchos de esos bienes o propiedades revisten un valor sentimental porque supusieron momentos de alegría, tristeza, festividades y más. Algunos además, recuerdan diferentes etapas por las que atravesamos en la vida y nos hacen dudar de la factibilidad de su venta.

No soy muy apegado a las cuestiones materiales. Soy más bien feliz con lo que tengo y principalmente con el cariño y la amistad de quienes me rodean. Le perdí además muchísimo al poco apego que sentía por las cosas materiales a raíz del último robo sufrido donde, además de la rabia por sentirse vulnerado en terreno propio, fueron sustraídas muchísimas cosas que costaron no pocos sacrificios.

Por supuesto que pienso que todos los bienes que poseemos nos ayudan a tener una vida más cómoda, pero también pienso que nuestras propiedades materiales nos hacen usuarios cada vez más ávidos de procesos y tecnologías ad hoc.

El punto de este post es que después de un par de meses en que tuve mi vehículo a la venta me ofertaron una cantidad aceptable y accedí a vender a quien me había acompañado el último año. Ahora me movilizo en un vehículo mucho más pequeño que el mío, aunque más económico, prestado por mi familia en lo que avanza el trámite en el DIAC.

Veremos qué más nos toca despedir en el futuro inmediato.

1 comentario:

Kenny dijo...

Nice Blog! but until now i only understand the language in this pictures. =x

good evening.